martes, 25 de febrero de 2014

Capitulo 16: Kimberly





Capítulo 16:Kimberly

Estaba enrollándome con Carter. Hacía ya tres días que habíamos comenzado con esto y ocurrió por casualidad. El finde pasado Carter había montado una fiesta en su casa y Sam y yo nos habíamos dejado pasar por allí, al fin y al cabo era el mejor amigo de mi chico. Pues Sam bebió tanto que a la hora dormía en el sofá de Carter, sin prestarme atención, lo que me molestó. Yo también iba un poco ebria, aunque Carter se llevaba el premio al más bebido de la noche. Y unos cuantos empezamos a jugar a la botella. Era mi turno y, al girarla, apuntó hacia Carter y nos obligaron a meternos en el armario. Pensé que no haríamos nada, pues lógicamente, yo tenía novio. Y Carter era su mejor amigo. Pero él me besó y yo se lo devolví, y me gustó. Y empezamos a enrollarnos en el armario. Sí, estábamos ebrios, pero no lo suficiente – o al menos yo- para no darnos cuenta de lo que pasaba. Y durante tres días habíamos seguido liándonos a escondidas. Sabía que estaba un poco mal, le estaba poniendo los cuernos a Sam, pero Carter tenía un fuego dentro que me volvía loca. Las cosas prohibidas le volvían loca a cualquiera. Me daba pena Sam, si me ponía a pensarlo, al fin  y al cabo, se estaba portando genial conmigo, era muy mono y era el más guapo de todos.
Habíamos decidido escondernos en el vestuario B de los tíos, a estas horas nadie pasaba por allí, y mucho menos en el B, que todos eran unos pringados. Empecé a darle pequeños besitos en el cuello, y él, se quitó la camiseta de una sacudida. Mientras le besaba recorría con los dedos sus pectorales y su tableta, que estaba muy bien, y él empezó a mordisquearme el labio. De repente, noté como los bíceps de Carter se ponían tensos, al igual que él. Paró de besarme y miró detrás de mí con cara de sorpresa.  Miré hacia la dirección que él estaba mirando y me quedé sin aliento. Era Sam. Le miré horrorizada, ni siquiera sabía por qué me importaba que me hubiera pillado. Él miró a Carter como despellejándolo con la mirada.
-Estás muerto.- chilló Sam mientras se acercaba con fuerza hacia nosotros.
Carter se puso corriendo la camiseta pero no se movió, estaba paralizado. Me puse entre él y Sam.
-Sam, cariño, no…
-No me vengas con la mierda esa de no es lo que parece.- no sabía que decir y eso a mí nunca me pasaba. Siempre tenía algo que decir. Pero esta vez era verdad, no podía mentir sobre algo que era tan obvio.
Carter pestañeó como saliendo de una ensoñación y noté como se erguí a mi lado. Oh no. Su actitud chulesca salía a la luz.
-Oye tío, no te lo tomes a mal, pero ella está mejor conmigo.- dijo Carter tranquilamente.
Sam y yo le miramos estupefactos. Bueno, yo le miré estupefacta por lo que había dicho. Sam puso la misma cara que cuando no entendía un problema de mates.
-¿Perdona? No sé si te estoy entendiendo bien.- respondió Sam cada vez más enfadado. Me daba miedo que se pusiera a darle una paliza a Carter allí mismo.
-Es verdad que te cuesta entender bien las cosas.- Carter comenzó a hablar como a cámara lenta. Tuve que aguantarme para no soltar una risita. Eso había tenido su gracia.- Kimberly es mía ahora.- le miré al segundo. Eso ya no me hacía tanta gracia. ¿Cómo que era suya? ¿Qué se creía?
-No soy de nadie.- dije, un poco mosqueada.
-Te consideraba mi amigo, ¡puto mentiroso! Eres un falso, ¿cómo has podido? Para mi has muerto.- dijo chillando a más no poder, y luego depositó su mirada en mi.- Y tú tampoco te quedas corta. Sabía que no duraríamos mucho, pues yo soy igual que tú, ¿pero de ahí a ponerme los cuernos?  ¿Tanto te costaba cortar conmigo? No pensaba que llegarías a ese extremo.
Me quedé mirándole, impasible. Sam, por suerte, acabó conmigo y volvió a dirigirse a Carter.
-Te vas a cagar
Fue lo último que dijo Sam antes de saltar sobre Carter, consiguiendo así tirarlos a los dos al suelo. Carter era bastante fuerte, pero Sam lo era aún más. Cogió a Carter por el brazo derecho hasta retorcérselo, y mientras Carter intentaba escapar de Sam, mi novio- ¿o ex?- le propinó un puñetazo en la mejilla izquierda con una fuerza que Carter tuvo que escupir. Sam se puso de pie y empezó a darle patadas a Carter, pero Carter, tiró de la pierna de Sam y también se levantó. Yo estaba horrorizada. Carter tenía el labio inferior partido y Sam tenía el ojo un poco rojo. Y seguían pegándose. Pegué un grito.
-Parar, ¡parar por favor!
Cuando me di cuenta, vi que me caía una pequeña lágrima por la mejilla. Mi maquillaje se iría a hacer puñetas, pero tenía que pararles. Ya me volvería a maquillar más tarde. No paraban de darse puñetazos entre sí, una y otra vez. Al ver que no me hacían caso, decidí correr suerte y meterme entre ellos. Me llevé un puñetazo en el hombro pero pararon al verme ahí.
-Parar ya.- puse una mano encima de cada uno, volviendo mi vista de Carter a Sam y viceversa.- No os peleéis por mí.- dije. Vale, eso había sonado un poco superficial. Decidí romper con lo que tenía con Carter.- Nunca me has importado lo suficiente, eras solo un pasatiempo Carter.
Carter soltó un bufido y vi como la mirada se le volvía agria. Me daba igual, solo era un cuerpo bonito. Por el rabillo del ojo, vi que Sam hacía algo parecido a una ligera sonrisa.
-Entonces ya te puedes quedar con esa nenaza. Y sí.- dijo Carter mirando por primera vez a los ojos de Sam.- Eras mi amigo. Pero aquí el que no corre vuela.
Apartó a Sam con el hombro y salió rápidamente. Que melodramático se había puesto, pues sabía que yo tampoco le importaba mucho a él. Y vale, habíamos hecho mal en hacer esto, pero yo al menos no me sentía como él.
Sam se sentó en el banquillo, con el ojo hinchado y sudando, aún con la respiración agitada. Me sentí miserable en ese momento, Pero al segundo, ya no me sentía tan mal. Abrí mi bolsito y saqué una toallita desmaquillante. Algo era algo. Me acuclillé delante de Sam. Él tenía la mirada baja, pero con cuidado le fui pasando la toallita por las heridas que tenía en la cara, y limpiándole la sangre. Estaba hecho polvo, y al contacto de la toallita hizo una mueca muy desagradable. Nunca había pensado que yo le limpiaría la cara a un tío después de una pelea, pero Sam era mi excepción a la regla. No sabía por qué pero si no lo hacía sabía que me sentiría mal.
-Déjalo. No necesito tu ayuda, ya has hecho suficiente.- dijo sin mirarme. Mientras tanto, unas gotitas de sangre resbalaban por debajo de su nariz.
-Estás sangrando, déjame al menos limpiarte la cara.
Él aceptó, pero a desgana. Estuvimos en silencio un  buen rato, hasta que Sam abrió la boca. Con una sacudida, que interpreté como que ya podía dejar de limpiarle, Sam intentó levantarse apoyándose en el banco.
Empezó a andar dirección a la puerta.
-Sam…- dije con un hilillo de voz.
Sam se paró dónde estaba, aunque no se había girado. Supongo que esperaba a que yo dijera algo más.
-Sam, después de esto…
Por fin Sam se dio la vuelta y me miró con el semblante más serio que le había visto en la vida. Hasta casi me asusté. No sabía que pudiera volverse tan serio.
-Déjalo Kimberly. Después robaremos el examen y cuando lo hayamos hecho, será lo último que haremos juntos. Y después cada uno irá por su camino.
Y salió por la puerta sin decirme nada más. Yo me quedé allí, acuclillada en el suelo, asombrada y vi que mi relación con el terminaba. Y no me gustó en absoluto. No sabía por qué pero me estaba afectando. ¿Y si realmente me importaba Sam? ¿Y si me empezaba a gustar de verdad?

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