¡Hola youngers! ¿Qué tal? Lo sé, no hemos colgado ningún capítulo durante todo el verano y lo sentimos mucho. Las clases han empezado de nuevo así que todo se complica. Por no haber colgado nada de nada durante muuuucho tiempo, hoy os intentaremos colgar ocho capítulos seguidos, uno de Chuck, otro de Kimberly…. Esperamos que os gusten! PD: si alguien quiere que continuemos la historia, que comente prfi:)
Vi como su cara se
volvía pálida, blanca. Me observaba con miedo en los ojos, y se quedó sentado
en el suelo, incapaz de moverse ante mi atenta mirada. Estaba claro que yo le
daba miedo, y me reí de él en toda la cara y le hice quedar como a un estúpido.
Bueno, le hice quedar aún más estúpido de lo normal. Era el friki de la clase y
un pelota con los profes. Especialmente con el señor Peter, aquí presente. Éste
chico siempre iba solo, y había oído rumores de que se llevaba de puta madre
con el director, lo que le hacía penoso, al chaval este. Además le perdonaban
todo. Acababa de llegar como unos diez minutos tarde y van y lo perdonan. No es
que fuera nada personal, no tenía nada en contra del friki( me caía como el
culo, pero no le tenía manía), a mí siempre me había gustado fastidiar a quién
pudiese. Yo era así, me gustaba liarme con tías que estuvieran buenas y pasaba
olímpicamente de los estudios. Mis viejos me habían cambiado como unas cinco
veces de insti, siempre por no hacer una mierda. Pero esta vez era algo
diferente, el director era un viejo amigo de mi madre y en vez de expulsarme,
me castigaban a todas horas. Lo que era una putada. Pero así podía joder a todo
dios.
Algunos me llamaban
cabrón, otros estúpido, yo prefería… solitario. Tenía colegas y eso, pero
prefería andar normalmente solo, a mis anchas, sin ataduras, sin ninguna ley,
sin prohibiciones. Aun así, no era nada personal contra el friki. Simplemente
se había cruzado en mi camino en muchas ocasiones. Me fijé de nuevo en el
empollón, que seguía en el suelo, observándome consternado y sudando por la
frente. Saboreé mi jugarreta mientras le observaba divertido. El chico se
levantó y se dirigió a su asiento, que estaba en primera fila y justo delante
de mí. Por eso había podido hacerle la zancadilla. Lo tenía a huevo.
Entonces, habló el profe,
Peter.
-¿Estás bien,
Roger?
Ah, con que ese era
su nombre. Roger.
-Sí,
profesor Peter. He… He tropezado.- dijo Roger y me miró. Sonreí. Sabía que no
diría nada.
-Ya,
claro. Chuck Eaton, ¿a usted le hace gracia?
Todos se giraron
para mirarme. Todos menos Kimberly y Sam, que se pasaban todo el día comiéndose
la boca entre ellos y no tenían tiempo para nada más. Que harto estaría yo ya
de tanto besuqueo.
-Sí, un poco.
Su cara de embobado chocando contra al suelo ha merecido la pena.
Roger se encogió en
su asiento. Sasha, la animadora de la esquina de la primera fila, no pudo
reprimir una carcajada. El señor Peter se levantó de su asiento mientras me
observaba con el ceño fruncido. Yo le observé a él. No era más que un amargado
profe de mates.
-¿Quieres que
te expulse?
Oh, ¡sí! Eso sería
un placer divino.
-Pues
mira, ya que lo dices, no estaría mal.
-¿Sabe
qué? Mejor se queda castigado esta tarde. Como todos los días.
-Ni
de coña. Hoy es viernes.
-¿Y
qué?- preguntó enarcando una ceja.
-Pues
que me quedaré encerrado aquí, ¡un viernes!
-Precisamente.-
volvió a sentarse y sonrió.
-Gilipollas.
Algunos dejaron
escapar un gemido. Qué asco de tío No lo soportaba. El profe hizo como si no me
hubiera escuchado, pasó de mí, y yo saqué mi móvil y me puse los cascos. Al
profe no le importaba lo que hacíamos en clase. Una dormía, yo escuchaba
música, otros se morreaban… El nunca volvía a repetir ninguna explicación. Y ahora estaba repasando el tema, ya que al
próximo día, teníamos un examen de mates muy importante. Únicamente le hacían
caso el friqui, la chica de al lado mío, Shon y la chica de antes.
Repentinamente, me vino a la cabeza el momento de antes de la clase. Cuando
había visto en la fuente a esa chica, le di una palmada en el culo y cuando me
había empujado, consternada, le había tirado al suelo sin querer. Shon había
ido a socorrerla de inmediato. Que caballeroso.
Me fijé en que la
chica de al lado me lanzaba miraditas. De vez en cuando se giraba para mirarme.
“Normal, es qué estoy tan bueno”, pensé. Me levanté la camiseta y miré mi
tableta. La recorrí con los dedos. Sonreí. Tenía una buena tableta. Luego me
giré y me incorporé hacia atrás para que la chica la viera, y cuando se fijó,
puso los ojos en blanco. Ella era una especie de hippie, con unas trencitas en
los laterales de la cabeza, con algunos mechones sueltos y con una ropa
bastante rara. Era mona de cara, y tuve que fijarme mucho para descubrir que debajo
de esa blusa y esa falda enorme, tenía un buen cuerpo. Aunque estuviera buena,
odiaba a esos lechuguinos tan reivindícales que adoraban el medio
ambiente. Reparé en su escote; era
voluptuoso, tenía unas buenas peras. Sonreí pícaro. Cuando me vio con la vista
puesta en sus delanteras, puso cara de asco, me sacó el dedo del medio y se
apartó tanto como se lo permitió la mesa. Se apartó de mí como si estuviera
enfermo o algo. Me encogí de hombros sin ofenderme. Durante toda la clase, me
aburrí como una ostra, no tenía ninguna distracción, y encima no podía fumar.
El tabaco era mi pasión, mi única debilidad.
Cuando el
aburrimiento pudo conmigo, empecé a pensar en chorradas para distraerme un
rato. Mi clase era una mierda, solo éramos ocho personas. ¡Ocho! Ni que
fuéramos retrasados. En la primera fila, estaban Sasha, Míster Perfección
Imperfecta-Shon-, la chica de antes y el friki. Detrás estábamos la hippie,
Kimberly y Sam (¿habría el padre de ella tenido algo que ver? Claro que sí) y
yo. Me fijé en Kimberly, que estaba con su nuevo novio, el quarterback, (¿por
qué no me sorprende?) que era mucho músculo y poco cerebro. Se daban de la mano
mientras ella no paraba de mirarle. Él intentaba prestar un poco de atención, o
eso parecía. Dudo que entendiese algo de la pizarra. Kimberly movía las
pestañas a tal velocidad que parecía un parque eólico. Estaban hechos el uno
para el otro; los dos eran igual de estúpidos. Kimberly le dio otro beso a Sam
(como no) y luego, vio que los miraba. Volvió a besarlo mientras me miraba y
sonrió. Hacía mucho tiempo, yo había intentado besarla, pero no se dejó. Y me
lo repetía cada vez que podía. Seguramente era porque creía que aún me
interesaba. Y no podía interesarme lo más mínimo. Qué tonta.
Yo si que quiero que sigáis haciendo la historia!! La verdad es que está muy bién, es muy cuca y creo que cuando se desarrolle más os quedará muy bonita!
ResponderEliminarBesos:)
Pd: teneis pensado hacer alguna otra historia?¿
Muchas graciasss !! Si hemos pensado otra historia, pero de momento hemos de acabar de moldearla
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